"El juego es una necesidad biológica, psicológica y social." Jean Chateau
Por Araceli Aguilar
El juego es una actividad que, a menudo, se asocia exclusivamente con la infancia y el entretenimiento.
Sin embargo, su impacto va mucho más allá de la diversión: es una herramienta fundamental para el desarrollo cognitivo, emocional y social de los seres humanos.
En reconocimiento a su importancia, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó el 11 de junio como el Día Internacional del Juego, sumándose a la celebración tradicional del 28 de mayo, promovida por la Asociación Internacional de Ludotecas (ITLA) desde 1999.El juego como lenguaje universal.
El juego es una de las pocas actividades humanas que trasciende fronteras culturales, socioeconómicas y generacionales. Desde los juegos tradicionales hasta los videojuegos modernos, el acto de jugar conecta a las personas, fomenta la creatividad y fortalece la resiliencia.
La ONU ha destacado que el juego es un lenguaje universal, capaz de unir a individuos de distintas edades y contextos. En la infancia, permite desarrollar habilidades cognitivas y emocionales esenciales, como la resolución de problemas, la empatía y la cooperación. En la adultez, el juego sigue siendo un mecanismo de aprendizaje, relajación y socialización, aunque muchas veces es relegado por la presión de la productividad.
El juego como derecho y su impacto en la infancia
El Artículo 31 de la Convención sobre los Derechos del Niño establece que todos los niños tienen derecho al descanso, al esparcimiento y al juego. Sin embargo, en la práctica, millones de niños en el mundo ven vulnerados este derecho debido a la pobreza, el trabajo infantil y la falta de espacios seguros para jugar.
Según datos de la ONU, 160 millones de niños trabajan en lugar de jugar o aprender, lo que evidencia una crisis en la garantía de este derecho. Además, el acceso al juego ha disminuido en las ciudades modernas: solo 1 de cada 4 niños juega regularmente en la calle, en comparación con generaciones anteriores.
Privar a los niños del juego no solo afecta su bienestar emocional, sino que también limita su capacidad de aprendizaje y adaptación al mundo. Estudios han demostrado que el aprendizaje basado en el juego es una estrategia eficaz para mejorar la motivación y la retención de información, lo que refuerza la necesidad de integrar el juego en los sistemas educativos.
El juego en la adultez: un tabú social
A medida que las personas crecen, el juego es visto como una actividad infantil o improductiva. La sociedad moderna, obsesionada con la eficiencia y el trabajo, ha relegado el juego a un segundo plano, ignorando sus beneficios en la salud mental y la creatividad.
Empresas como Google e IBM han reconocido el valor del juego en la innovación, promoviendo espacios lúdicos en sus oficinas para estimular la creatividad de sus empleados. Sin embargo, en la mayoría de los entornos laborales, jugar sigue siendo visto como una distracción en lugar de una herramienta de desarrollo.
Es necesario cuestionar esta percepción y reivindicar el juego como una actividad esencial en todas las etapas de la vida. Jugar no es una pérdida de tiempo, sino una forma de aprender, conectar y construir sociedades más saludables y equilibradas.
El Día Internacional del Juego no es solo una celebración, sino un llamado a la acción. Es una oportunidad para reflexionar sobre la importancia del juego en la infancia, la educación y la vida adulta.
Si realmente queremos construir un mundo más inclusivo y equitativo, debemos garantizar que el juego sea accesible para todos, sin importar la edad o el contexto social. Jugar no es un lujo, es un derecho. Y como sociedad, tenemos la responsabilidad de defenderlo.
"Elige jugar todos los días" – porque jugar es mucho más que entretenimiento: es una forma de vivir.
"Los niños necesitan libertad y tiempo para jugar. El juego no es un lujo. El juego es una necesidad." Kay Renfield Jamieson